TERCERA ENTREGA CRÍTICA AL SALÓN PEDRO DOMINGO MURILLO, 2024

MENCIÓN ESCULTURA Y CERÁMICA

En este tercer año de crítica al Salón Pedro Domingo Murillo, puedo observar que hay muchas menciones que me resultan curiosas por su selección de obras y propuestas. Escultura y cerámica, en ese sentido, no son la excepción. Este año (2024), en ambas categorías se contó con un total de 19 obras aceptadas sobre 24 inscritos. El Gran Premio LXXII del Salón Pedro Domingo Murillo, además, proviene de esta mención, y fue otorgado a Luis Fernando Chumacero Gutiérrez con la obra ‘Eterna’, obteniendo una calificación de 100/100 y recibiendo el premio de 50.000 bs. Por lo mismo, esta obra necesita un ensayo aparte. Francine Secretan, como parte del jurado, era la estrella reluciente en esta categoría, pues es una escultora consagrada. Aspecto que es necesario analizar con un escrito individual por medio de su exposición del año pasado realizada en el Simón I. Patiño.

En cuanto a los premiados, comencemos con el Primer Premio en esta especialidad que recayó en Arnold Echeverría Cruz con ‘Génesis "Comienzo de la vida”', obteniendo una puntuación de 98/100. Sin embargo, la calificación y la valoración del jurado no deben afectar el análisis crítico de la pieza. En este sentido, recordemos que el principio esencial de la escultura es que se distribuyan los pesos, la obra pueda sostenerse por sí misma y se descubra su centro de gravedad. La escultura, como una propuesta estética significativa, debe contener ritmo, resonancia y alternancia. En el caso de la pieza de Echeverría, carece de todos estos elementos. La propuesta es rígida, sin resonancia y carece de alternancia. Es una pieza que no cuenta con su centro de gravedad y tampoco logra sostenerse por sí sola. Además, presenta una rajadura en la parte baja de la escultura. Es un premio inmerecido otorgado por el jurado a Arnold Echeverría Cruz.

La primera mención, con 96/100, fue para ‘Orgullo y Vanidad’ de Alan Justiniano Gutiérrez Gutiérrez, donde observamos a dos toros semi-abstractos realizados en cerámica. Es una pieza bien lograda; no obstante, pierde valor la mención otorgada a Gutiérrez por haber presentado una pieza en cerámica como “instalación” en la categoría de Otros Medios. Por tal intención, podemos suponer que existe una necesidad de reconocimiento enfermizo. Algo muy humano, pero no muy artístico.

Orgullo y Vanidad

La segunda mención, con una calificación de 91/100, fue para Henry Sixto Cayo Vaquila con ‘Sueños’, que no debería haber sido incluida en la exposición. El unir dos piezas de metal —una en forma de micro y la otra en forma de bidón de aceite— para crear una movilidad de transporte público no tiene ningún sentido estético ni artístico. Pésima obra por una propuesta sin sentido compositivo ni narrativo.

Las obras que no deberían haber sido seleccionadas para el Salón Pedro Domingo Murillo son: ‘Mi fiel calcetín’ y ‘Del cielo a la tierra’, ambas en madera, realizadas por Fernando Antezana. En la primera pieza, se anula el sexo del perro y los testículos no tienen una proporción adecuada con el cuerpo en general que se encuentra parado en dos patas. La obra es tan rígida y obtusa como su título. ‘Del cielo a la Tierra’ tiene un bajísimo nivel en el tratamiento del material. El curar una pieza de madera no se trata de añadir una cantidad ingente de carpicola y aserrín; al contrario, esa es la muestra clara de que Antezana esculpe sin conocimiento del oficio.

Guarida’ de Carmen Noemi Mamani Pacajes, donde presenta una figura humana en posición fetal y un ave extendiendo sus alas en metal, tiene soldaduras mal realizadas, con rebabas visibles en las uniones. La pieza no trasmite ni emoción ni propuesta. ‘Entre sombras y esperanzas’ de Miriam Keila Tipa Astete resulta interesante por el movimiento del cuerpo que realizó, pero pierde fuerza y soltura en todo el metal de la base y los elementos de sutura que añade a la figura. Aspecto que le hace ver inacabada. ‘Pepino’ de Juan Pablo Flores Vélela vuelve con una temática recurrente, y su propuesta en el tratamiento del tallado en piedra no logra dinamismo en las figuras, por tanto, se observa como un bloque de piedras sin composición ni narrativa.

Pepino
Pepino

David Bautista Callahuara con ‘Desamor’ se inclina por representar un lugar común dentro de una temática mucho más amplia, presentar un corazón en metal dentro de un cubo, sin narrativa, sin propuesta, sin exploración, no debería haber sido seleccionada. Por último, ‘Cosmo-visión del infinito eterno’ y ‘Anhelos de la vida’ de Edson Hernán Serrado Condori tampoco es un ejemplo a seguir. La primera propuesta mezcla innecesariamente varios elementos (esfera, chakana, kataris —dos en la fotografía del catálogo, pero solo una en la exposición— e incrustaciones de metal doblado), Todos estos elementos no aportan a la propuesta narrativa de la escultura. La propuesta es muy parecida a los cuadros que se realizan en la UPEA. La segunda obra —‘Anhelos..’—, si bien es más recatada, el fondo y la forma no ayudan a comunicar la intención de la propuesta y tampoco se entiende la intención de colocar una manzana en piedra tomando como soporte una construcción en madera.

Las piezas que están en una zona intermedia son: ‘Melodía en discordia’ y ‘Tímida’ de Efraín Severo Callizaya Loza. La primera propuesta está entre una interesante talla en madera o una abstracción no muy bien lograda. La segunda, realizada en piedra, no resuelve de manera óptima los movimientos de las curvas. La talla en madera de Julio César Mercado Escobar con ‘Curvas peligrosas’ presenta problemas en el barnizado y las formas son demasiado rígidas para sugerir el peligro que uno podría encontrar al enfrentarse a una figura femenina llena de curvas. Necesita más exploración de la figura humana y mejor tratamiento de la pieza.

Tímida
Curvas peligrosas

'Pacha Uma de la montaña’ de Jacqueline Irma Mamani Pacajes está realizada en filigranas de cerámica con engobe y cuenta con iluminación en su interior. Sin embargo, esta iluminación revela detalles no resueltos y rajaduras propias de la utilización de filigrana en cerámica. Me parece que la pieza podría obtener mejores resultados si se amplían los espacios para que la luz traspase desde el interior hacia el exterior. Algo similar ocurre con 'Suri Andino’ de Ángela Paola Zegarra Siles: la obra es interesante por su acabado, pero carece de movimiento.

Suri Andino

Las piezas mejor logradas y que debieron obtener una distinción son: ‘Tiempos de la Santa Moda’ de Silvia Esmeralda Méndez Gutiérrez, por el trabajo realizado en una figura de resina con una narrativa bien lograda. No solo destaca el uso adecuado de la técnica para obtener diferentes texturas, sino también la historia que la escultura transmite al estar colocada en una pequeña silla de metal. Hermosa obra. Es necesario que Silvia Esmeralda Méndez Gutiérrez realice una exposición individual. ‘Solo yo’ de Raúl Alberto Choque Ruiz es una obra que se defiende sola. Dos figuras sosteniéndose por sí mismas demuestran la maestría del artista al conseguir un centro de gravedad. La soldadura en metal, sin rebaba en las uniones, refleja la capacidad del artista para resolver estos inconvenientes, mientras la narrativa visual invita a reflexionar sobre la inestabilidad de la existencia, pues ambas figuras se sostienen en una pequeña rama que brota del suelo. Necesario que Raúl Choque realice una exposición individual.  

En resumen, las obras ganadoras y muchas de las piezas seleccionadas carecen de los principios básicos de la escultura. La mayoría, en esta versión, presentó figuras abstractas sin respetar las formas geométricas. Además, hay artistas que ya no deberían participar debido a la cantidad de veces que han competido en el Salón Pedro Domingo Murillo. Estos artistas, con trayectorias consolidadas, viven de vender obras en galerías de arte en el país, ¿cuál es su necesidad de seguir compitiendo en un Salón que muchas veces los premió? Todo esto invita a realizar una investigación pormenorizada sobre cuántas veces estos artistas reconocidos o con trayectoria han participado en certámenes que, supuestamente, impulsan nuevos talentos y propuestas. Por último, la escultura figurativa o narrativa está perdiendo terreno frente a propuestas abstractas que, como se observó en este concurso, carecen de contenido, técnica y narrativa. Al parecer resulta más fácil hacer abstracción que encaminarse por una escultura figurativa y narrativa, pues, alcanzar el dominio de estas dos últimas requiere de mayor talento y trabajo. 

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