EL AMIGISMO EN EL ARTE BOLIVIANO
El día sábado publique una crítica a Adriana Bravo sobre las tres obras presentadas en el concurso del LXXII Salón Pedro Domingo Murillo. ( Pueden leer la crítica en el siguiente link: https://acortar.link/LTeo55 ).
En resumen, mis observaciones se enmarcan en que Adriana presentó TRES obras expuestas (‘Vaginas del Gran Poder’ en Puro Galería, Kiosko Galería, Persona Casa Galería, Museo Nacional de Arte; ‘Tata Danzante…’ en Materia Gris; y, ‘Caerás’ en sus Redes Sociales), todo en un periodo comprendido entre 2019 a 2024.
Estas tres obras, debido a las cláusulas del concurso, no deberían haber sido expuestas ni tampoco haber obtenido la tercera mención en grabado. Por lo tanto, en mi crítica señalo que el concurso está viciado y, como consecuencia, se debe realizar una auditoría al Salón Pedro Domingo Murillo y se necesita recaudar firmas (comparto el link para los que quieran apoyar la acción de la solicitud de auditoria: https://chng.it/QPtDXRWdrm ).
Ahora bien, durante la semana, Rocio Chuquimia escribió un texto en el que gentilmente me etiquetó y, de manera extraña, lo borró después. En dicho texto, se puede observar el latente estado actual del arte boliviano: no importa cuántos datos, pruebas o argumentos se presenten frente a un evidente caso de oportunismo y corrupción; lo que realmente prevalece es el amiguismo.

Rocio, evidentemente, está en lo cierto. Todos queremos tener la razón o defender nuestra verdad. Sin embargo, mi intención no va por ese camino. Tener la razón por tenerla es un gasto insulso de energía, por lo mismo presento pruebas. Tampoco mi interesa defender «mi verdad», pues todos puedes contrastar los hechos fácticos, y sacar sus propias conclusiones. Algo muy diferente es vivir para el arte y vivir del arte. El Salón Pedro, a estas alturas, favorece el segundo punto: vivir y aprovecharse del arte.
Rocío señala que «la interpretación no es plagio». Bien, pero cabe preguntarse: ¿Presentar tres obras ya expuestas en un concurso donde se exigen obras inéditas es una interpretación? ¿Cuál es la intención detrás de presentar estas tres obras ya exhibidas en un concurso? ¿Ganar una mención? No lo creo. La responsabilidad de tal acto, además, es triple. Primero, presentarse al concurso con tres obras perjudica a otros artistas que podrían haber sido seleccionados o premiados. Segundo, Adriana denunció plagio en 2020; es decir, no puede alegar desconocimiento de las normativas del concurso. Tercero, firmó una declaración jurada asegurando que las obras eran inéditas.
Todo esto pone en entredicho el concurso, ya que se demuestra que es fácil sabotearlo, torcerlo y violar las normativas. Además, esto pone en cuestionamiento al sistema artístico por su silencio cómplice y devela el amiguismo que existe en el circulo artístico. Pues, caemos en el viejo lema colonial: «Todo para mis amigos, la ley para mis enemigos».
Mi escrito, por último, no cuestiona el trabajo artístico de Adriana; al contrario, subraya su falta de respeto hacia un concurso y sus actos de oportunismo para ganar un premio de un concurso que se está convirtiendo en beneficencia con dinero público. Rocío, por lo tanto, está equivocada al afirmar que el premio otorgado a Adriana es un reconocimiento a su trayectoria. Error. En el concurso Pedro Domingo Murillo, las obras se presentan bajo seudónimo, por lo que no se premia la trayectoria.
A este punto me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si Adriana hubiera ganado el Gran Premio del Salón? ¿Cuál habría sido la reacción de sus amigos cercanos? ¿Denunciar el hecho o guardar silencio? Asimismo, ¿no deberían ser cuestionados este tipo de actos? ¿No levantamos la voz frente a los gobernantes que manipulan las leyes para su beneficio privado? ¿Por qué deberíamos hacer la vista gorda cuando se cometen faltas en el ámbito del arte? ¿Qué se pierde cuando no cuestionamos lo que todos callan? ¿Acaso no es necesario proteger la integridad de los concursos artísticos para preservar su credibilidad y su valor como incentivo al talento y la innovación?