CUANDO IMPORTA MÁS EL DINERO QUE LA CALIDAD

[CRÍTICA A QALLTA DE GUTO AJAYU]

En el Museo de Arte Moderno Kunsten de Dinamarca, en 2021, ocurrió un hecho sin igual. Se presentaban dos cuadros vacíos y el creador se embolsillaba 84000 dólares por sus obras. La cifra tal vez no es tan estrambótica como los 120000 dólares que costó un plátano pegado en la pared con cinta adhesiva de Mauricio Cattelan, en 2019. El curiso caso realizado al Museo de Dinamarca fue ejecutado por el artista danés Jens Hanning, que expuso en varios museos de Europa. Pero en 2007 había efectuado una obra conceptual donde comparaba el salario anual entre un trabajador de Dinamarca y Austria, respectivamente. Hanning montaba el medio millón de coronas danesas (534 mil coranas), lo que equivaldría a unos 84 mil dólares, en dos marcos de vidrio. Después de catorce años era invitado por el director del Museo Kusten, Lasse Andersson, para volver a presentarla.

Ambas partes habían entrado a un acuerdo. El artista recibiría un pago de 1600 dólares por montar la obra y se cubrirían costos adicionales de unos 6000 dólares, aproximadamente. Hanning, sin embargo, a último momento decidió resignificar su obra. Ahora la presentaría con los dos marcos de vidrios vacíos, se quedaría con el dinero y le pondría un título bastante sugerente: ‘Toma el dinero y corre’.

Cortesía de la imagen por la Revista Ecoosfera

Por fortuna y desgracia del artista danés, el Museo de Arte Moderno lo tomó con humor y, paralelamente, lo demandó por robo. Este hecho tan pintoresco del mundo del arte nos demuestra que en las obras “conceptuales” lo que funciona es el montar un discurso creíble, una narrativa más o menos coherente y ser, obviamente, lo bastante sinvergüenzas para saber vender humo.

En Bolivia no sucedió nada parecido. Aunque recientemente aparecieron artistas que enarbolan las banderas del facilismo para embaucar a ingenuos. Ese es el caso del montaje de José Ballivian, en 2020, donde el artista presentó en un soporte de madera una abarca y encima de esta un Converse (más conocido en nuestro medio como Chapulín) de color verde. La obra costaba ni más ni menos que unos 500 dólares. Según el curador y artista Jaun Fabbri la propuesta de Ballivian hay que entenderla desde lo ch’ixi de Silvia Rivera y lo abigarrado de Zavaleta Mercado.

Cortesía de la imagen por la Revista de Arte Contemporáneo Artishock

Así como hay estos curiosos casos, también hay curadores que revisten con un manto de conceptos rimbombantes las diversas obras, para justificar sus propuestas más descabelladas. Ese es el caso de la exposición de Augusto Mendoza —más conocido como Guto Ajayu— que se encuentra en el Museo Nacional de Arte. Si bien los lienzos de Ajayu no tienen un precio establecido —como en la exposición de Ballivian—, el premio es darle un espacio en uno de los museos más importantes del país.

Qallta (inicio), según Ajayu, es una “ucronía antinómica y surrealista sobre las antiguas civilizaciones precolombinas descubriendo Europa”, cuya propuesta se presentan en siete lienzos de gran formato que “narran” el viaje de una mujer puquina que sostiene una relación con tres hombres (Tunupa, Ñamandú e Illapa). Siendo el objetivo de esta mujer, de nombre killa (Luna en quechua cuzqueño), llegar a Asia por el este del planeta para comercializar sus productos. Empiezan el viaje por la Amazonía, transportándose cada uno en tres barcos, y Killa flotando sobre el agua. Su viaje, empero, los sorprenderá al encontrarse con la península ibérica. Ahí la caudilla puquina se casa con la reina de los Tartessos, Astarté, e intercambia no solo pasiones, sino conocimientos y comercio. El viaje acaba con Killa comprendiendo, en un nuevo territorio, que su destino ya estaba escrito por los dioses.

Este resumen del viaje de Killa —que les presento de forma ordenada— se encuentra en las fichas técnicas de manera confusa al seguir la propuesta de los lienzos. Estos presentan títulos que no tienen relación con aquellos, pues podemos leer escrito en un lienzo ‘La orgía’ y en la ficha técnica encontrarnos con “Felonía”. En otro lienzo leemos ‘Killa descubre’ y en la ficha ‘La aventura de la comparecencia’, y así sucesivamente. No siendo suficiente esto, hay 4 lienzos imprimados, y otros 3 que son sabanas corrientes sin imprimación. Estando ‘Certidumbre’ —según la ficha técnica— rasgada en la parte superior izquierda y en el medio de la tela. Pasa lo mismo con ‘Antesala de una mañana ambigua’, donde la parte inferior y el costado derecho están mal cortados.

‘El Recibimiento o Antesala de una mañana ambigua’

Si bien es “aceptable” que los cuadros de Guto, en esta exposición, estén sin bastidores y con grampas, porque esa es su “forma de exponer”. es inaceptable, sin embargo, que sus lienzos estén mal cortados, rasgados, arrugados y con la pintura diluida. Estos dos últimos aspectos están vivamente presentes en el lienzo ‘La condena de estar contigo’.

Según Guto Ajayu —en la conversación que sostuvimos— presenta sus obras de esta manera porque trabaja con materiales reciclados y porque quiere que los lienzos se vean orgánicos. Mas, a mi parecer, es una estratagema para no asumir responsabilidades y salir ileso de futuras críticas. Si lo que dice fuera cierto, habría una coherencia interna en su propuesta conceptual y debería estar señalado en el texto de la curadora española Judith Cuba. Cosa que lamentablemente no sucede.

En comparación con las obras de Hanning o Catellan los lienzos de Ajayu no tienen la coherencia interna, ni la narrativa cuidosamente hilada, ni el valor conceptual de aquellos.  Tampoco tienen el cuidado en la presentación ni en la ejecución. Son, en suma, obras que claramente muestran un oportunismo bendecido por el consejero de la Fundación del Banco Central de Bolivia, Roberto Aguilar (Mamani Mamani), y una falta de profesionalismo para alguien que expone en galerías europeas. Aunque claro, muchas de estas galerías buscan más la tinta verde impresa en los billetes y la fama momentánea que ocasionan los medios de comunicación. Respecto a la calidad técnica, conceptual y propositiva, mejor ni hablamos.

Qallta, desde un punto de vista contextual, es el reflejo fidedigno de “obras” con calidad precaria y con conceptos cargados de vacíos discursos para presentarlos como grandes teorías revolucionarias que convencen solo a los ingenuos. No es casual, por lo mismo, que Guto, en una conferencia brindada el 2021 en la UPEA, aseverará sin reparos que: “los [artistas] perfeccionistas se fijan en la calidad, pero el dinero está en la cantidad”. Y más adelante sentencie: “¡Yo soy cantidad, cantidad, cantidad…! ¡No calidad!” Terminando con: “Lo que importa es el dinero.”

Detalle de ‘Intempestiva espera’

[ Embocadura ]

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