UN HOMENAJE CON POROSIDADES

[CRÍTICA A LA EXPOSICIÓN DE LA ASOCIACIÓN DE ESCULTORES DE BOLIVIA]

La escultura comenzó desde los albores de la humanidad. Los primeros datos que tenemos es el esculpido en piedra para dar forma a una diosa de la fertilidad o, por el contrario, el modelado en arcilla para dar paso a un bisonte como símbolo totémico de la fuerza. Hablar del esplendor máximo de la escultura, desde el punto de vista artístico, sería un error. Esto porque la escultura, a lo largo de la historia, siempre estuvo en un lugar elevado, privilegiado. En el caso de Bolivia se cuenta con una lista impresionante de escultores como ser Ted Carrasco Núñez del Prado, Victor Zapana, María Núñez del Prado, Emiliano Lujan, David Paz Ramos, entre otros. La Asociación Boliviana de Escultores, como todos los años, se sumó a la celebración mundial de su noble oficio, que cae el 6 de marzo. Rememorando así, el nacimiento del genio del Renacimiento, Miguel Ángel Buonarroti.

Este magnífico escultor florentino, que se inspiró en las esculturas grecolatinas, como el Laocoonte y sus hijos, para revolucionar con su David las forma de concebir la escultura, es el homenajeado por la Asociación, en estas fechas. Recordemos que el escultor de La Piedad del Vaticano, concebía la escultura como un todo que se observa en 360 grados, así como lo propuso Lisipo en la antigua Grecia.

Miguel Ángel, La Piedad

En relación con la exposición conmemorativa, habría que precisar varios puntos, previo a la crítica. El primero es que la monumentalidad en la escultura está desapareciendo paulatinamente. Tanto en los concursos como en las exposiciones solo se ven esculturas o modelados que no pasan el metro y medio. A pesar de la diversidad de materiales y las varias herramientas que hoy existen, por otro lado, los escultores se han contentado en la utilización de materiales blandos —como la resina— para elaborar figuras que requerirían de materiales duros —como el bronce, la piedra o el mármol—. Tercero, se ha perdido la representación realista por la representación figurativa y geométrica. Hecho que ha derivado en que las esculturas (tanto esculpidas o modeladas) se centren únicamente en la composición neo-tiahuanacota o, en su caso extremo, en el arte fantástico. Esto podría ser el resultado de la falta de comprensión del dinamismo, la narrativa y el movimiento o, en su defecto, la falta del dominio de la anatomía. Por último, pero no menos importante, es que los museos y las galerías focalizan todos sus esfuerzos en el arte bidimensional. En consecuencia, las piezas escultóricas están mal iluminadas, con pedestales erróneos que desvirtúan el propósito de los artistas, y muchas veces colocan esculturas contra la pared, cuando las piezas demandan una lectura de 360 grados. Asimismo, ni los museos ni las galerías han creado espacios acordes para observar esculturas.

Muchos de estos puntos —por no sentenciar todos— se puede observar en la exposición en el Tambo Quirquincho de la Asociación de Escultores de Bolivia. Si bien la responsabilidad de la curaduría es del Museo, todas las demás son de la Asociación. Asimismo, la falta de monumentalidad se podría argumentar que es por la falta de recursos; no obstante, la resina puede utilizarse como un medio eficiente para elaborar obras con mayor complejidad y, en consecuencia, salir del conformismo de reproducir objetos pesados en su volumen.

Ese es el caso de ‘El kusillo’ de Harold Calcina, ‘Estudio anatómico’ de Yasmani Espejo y ‘Mujer’ de Flavio Condori. Estas tres propuestas emplean resina, pero no aprovechan las ventajas y las posibilidades de la misma. La propuesta de Yasmani, por ejemplo, está mal acaba en su estudio anatómico y en su pulido. En el caso de Calcina, su Kusillo es una repetición más del arte destinado a un concurso de folklore auspiciado por una banda de música. En contraposición, tenemos el trabajo de Judith Huanca con ‘Felino’. Obra que usa la resina de manera eficiente, pues, juega con el equilibro y las formas. No obstante, la luz del museo no le beneficia a la pieza para realzarla. Asimismo, está la obra de Mauricio Sejas con ‘No me grites’. Si bien la literalidad del título le juega en contra, la obra se destaca por el tratamiento de las texturas.

Judith Huanca, Felino
Mauricio Sejas, No me grites

El mismo error que comete Sejas con su título, lo podemos notar en ‘Pasos en el tiempo’ de Ramiro Vega. Escultura que, además de no estar resuelta, se afianza en copiar obras de Salvador Dalí como un collage escultórico. ‘Torsión’ de Jhonny Quevedo, por su parte, es una escultura delicada y dinámica; aunque me habría encantado que la torsión en madera sea más enfática y progresiva.

Ramiro Vega, Pasos en el tiempo

Guilian Callizaya Dueñas, con ‘Pez 1’ muestra la simetría y el dinamismo; además del manejo en piedra y la ejecución de resolver contrastes. Asimismo, tenemos la obra de Wilfredo Gutiérrez con ‘Migración sin destino’, obra con dinamismo por la demanda del desplazamiento del pez; Jhon Mamani con ‘s/t’, ejecuta una pieza de caballo, aunque la piedra requiere de mayor pulcritud, pues se encontraba sucia. Además, que en el catálogo de la Asociación la pieza está inconclusa; Victor Hugo Echeverría con ‘Guajojo’, propone una pieza simétrica, pero con una rajadura en toda la mitad de la obra que hace una división en vertical; Flavio Ochoa Quispe con ‘Ilusión’, obra surreal que juega con la percepción a partir de las formas; aunque le falta resolver el pulido. Y, por último, tenemos ‘Plenitud’ de Oscar Condori que realiza el torso de una mujer idealizada multifacial que no se resta esta condición por estar colocada contra la pared.

Wilfredo Gutiérrez, Migración sin destino
Guilian Callizaya Dueñas, Pez 1
Jhon Mamani, s/t
Victor Hugo Echeverría, Guajojo
Flavio Ochoa Quispe, Ilusión
Oscar Condori, Plenitud

Caso parecido pasa con ‘Zoomorsis’ de Abril Rivero. Obra equilibrada y estética, pero mal colocada por la curaduría y en pésimo pedestal. Aspecto que no deja apreciar la obra en toda su dimensión. De la misma manera, sucede con la obra de Rodolfo Rocha ‘Sensualidad’. Pieza que, sin ser suficiente el pedestal desproporcionado, lo colocaron por sobre una grada de la sala. La obra misma demanda un lugar mejor para su apreciación de dos figuras geométricas, delicadas y suaves en el acabo. De esa suavidad evidente que trasmite Rocha en su obra, podemos pasar a la obra de Noemi Garcia ‘s/t’, cuyo personaje fantástico tiene la piel seca, escamosa y flácida. Además, cabe resaltar, el tratamiento de los dedos y la expresión. En contraposición al tratamiento realizado en esta pieza, tenemos de la misma artista otra obra con dos personajes —hombre y mujer— contrapuestos en una plataforma en U. La obra es delicada como dinámica, además que el tratamiento de la cerámica me hizo recordar a las esculturas en bronce de Camille Claudel. 

Le continúa a esta serie de obras en cerámica, la efectuada por Susan Astorga con ‘Piscis’. Obra que exagera en el hieratismo, sabiendo que es una mujer marina. Habría sido significativo utilizar la curva praxiteleana en la construcción del cuerpo de la mujer. Acción que le aportaría mayor dinamismo. En el caso de ‘s/t’ de Wilfredo Echeverria, la ejecución de la pieza es audaz y dinámica. No obstante, hay que limpiar los orificios de la obra, ya que reinaban unas telas de arañas.

Susan Astorga, Piscis

Por último, tenemos la única obra soldada en metal de la exposición realizada por Raúl Choque, que con sencillez en las formas y con una narrativa visual eficiente, nos trasmite sensaciones encontradas. Las dos figuras leyendo, sobre un bote que se mueve con ruedas, trasmite inestabilidad y seguridad al mismo tiempo. Raúl nos tiene acostumbrados a sorprendernos con sus obras. Esta ocasión no fue la excepción.

Raúl Choque, s/t

En suma, el homenaje al escultor florentino estuvo a medias tintas, con porosidades, irresuelto. Salvo algunas excepciones, podemos notar que la escultura, por la propuesta de los artistas, se está quedando rezagada en el panorama artístico boliviano. Posiblemente, esto sea porque se repiten en las formas y en la narrativa visual. Además, que muchos no se arriesgan a hacer figuras más abiertas en su movilidad, provocando una zona de confort. A su vez, las obras más cerradas, más intimistas, no captan el dolor del cuerpo y la tensión en la musculatura. Sería necesario, en consecuencia, volver a recuperar las enseñanzas del maestro, a quien se lo homenajea cada 6 de marzo, para revolucionar el panorama escultórico del país. 

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