LAS AUTOEVALUACIONES EDUCATIVAS: ENTRE EL CASTIGO INMERECIDO Y EL PREMIO “MERECIDO”[1]
podemos decir que las autoevaluaciones fue armado por personas astutas que ven con buenos ojos “la viveza criolla”, enalteciéndola, frente a la inteligencia creativa. Y ello lo vemos en su pleno esplendor en todas las instancias del Gobierno, ya que se premia al que robó y no se hizo “pescar”, y se castiga al que denunció. Aplicándose, metódicamente, el máximo mandamiento de la sociedad boliviana: premio al injusto, castigo al justo.