SERES QUE NACEN EN LAS HERIDAS DE LA CORTEZA

[CRÍTICA A LA EXPOSICIÓN LEGADO DE ABEL BELLIDO]

El arte de la cerámica es poco valorada en nuestro medio. Las pocas expresiones artísticas alrededor de este noble arte se engloban a concebir a las transformaciones del barro en decoraciones, utilería u objetos para el uso cotidiano. Las ferias de artesanías y los circuitos artísticos, en consecuencia, han colocado a la cerámica en una escala cada vez más inferior. Además, se cree que el proceso y la realización de los objetos son entre sencillos y experimentales, más no arte en su sentido más amplio. Estas opiniones, evidentemente, están lejos de la verdad.

La cerámica y su proceso de creación de piezas cerámicas, por ejemplo, es más que interesante. Desde la selección de la tierra, su extracción y el tratamiento de la arcilla, hasta el proceso de elaboración de objetos diversos y su cocción, se requiere de un conocimiento que sintetiza ciencia, magia y azar. La ciencia se encuentra en reconocer los distintos tipos de arcilla (blanca con mayor cantidad de caolines, rojiza con composición en óxido de hierro, entre otras arcillas que están en proceso de descomposición y son más oscuros). Asimismo, se necesita conocer su plasticidad y ductilidad, por tanto, se analiza la cantidad de humedad y grasas que puede contener la arcilla a ser trabajada.

Estos pasos previos sirven para tener una pasta que luego será amasada con el objetivo de reducir por completo las burbujas de aire; las cuales perjudican en el secado y la cocción, porque la pieza puede explotar. Al reducir las burbujas, y tener una masa compacta, se eligen las diferentes técnicas como ser la de rollos o la de pellizcos. También se puede realizar obras con la técnica del molde o del torno. Dicho de otra manera, el paso de la arcilla a un objeto con forma, contenido y mensaje es un acto que se asemeja a la magia, pues, la idea se hace materia; las manos crean formas y la cerámica se vuelve arte.

Por último, está la cocción que requiere del conocimiento de las temperaturas para que una pieza no reviente en el horno. Es así que el proceso de restructuración de particulares del barro, que es arcilla modelada, y su cristalización para convertirse en cerámica, es un acto de fe. Es el azar, en este punto, que reina todo este proceso, porque al momento que las piezas están en el horno no se puede hacer nada, más que esperar que se transforme en esa pieza deseada, y que no estalle o se resquebraja en la cocción.

Trabajo en la rueda alfarero, grabado en madera, ss XIX

Hacer este mínimo repaso del proceso de elaboración de cerámica, no es un acto de arrogancia; al contrario, es un acto de divulgación del recorrido de una pieza y una revalorización de este noble oficio. El cual se pudo observar en Sultana Café-Arte, con la exposición de Abel Bellido. Si bien el artista de ‘Legado’ es más conocido por sus caricaturas de crítica social y políticas, ya que publica su mirada cuestionadora con el seudónimo de Abecor. En esta ocasión, nos presenta una serie de cerámica escultórica que, tomando como base el formato de caricaturas, se desplazan por su mundo imaginario para ser expresión sentida en el barro, con fuerza compositiva y contenido visual que animan a la reflexión. En sus obras podemos ver el tratamiento del barro como lo hubiera hecho Camile Claudel, es decir: con dolor y fuerza. Asimismo, Bellido integra metal y madera para darle mayor textura a sus obras. Conformando piezas que desembocan en una alta expresividad, propio de los maestros impresionistas.

Abecor, en sus esculturas cerámicas, como ‘Cómplices’ exagera en las formas y enfatiza en la narrativa y en las texturas. Mas no sobrecarga la emoción al plantearnos la complicidad de dos mujeres que, por un lado, pueden estar conspirando para armar tramoya alguna o, por el otro, pueden estar mirando inquisitivamente a una tercera figura: la nuestra. Sus dos mujeres cómplices, además, sobresalen del cuadro, creando una sensación de sorpresa. No obstante, en el tratamiento del cabello metálico se puede observar la rebaba del pegamento utilizado. Así como volvemos encontrar la rebaba del pagado en ‘Tres gracias’ y la rebaba de la soldadura en ‘Guerrera’. En la primera volvemos a sentir la intensidad de las formas y la deformación de las carnes producto del modelado hecho con los dedos. En ‘Guerrera’ nos envuelve la inmensidad de una figura que agarra tres llaves en su mano derecha; las cuales están representadas, en la cabeza de las llaves, a los tres monos sabios: no ver, no oír y no decir. Posiblemente, es una alusión a San Pedro convertida en mujer, por el pórtico que le acompaña para remarcar su importe.

Cómplices’, Abecor

Luego nos encontramos con ‘Seres’, donde, producto de una herida en la corteza, salen rostros y máscaras para mostrarnos su verdadera personalidad. Algunos llevan deseos concretos que se esconden en una máscara pintada de oro; otros, en cambio, no tienen miedo de mostrarse tan cuál son. En el caso de ‘Musas I, II y III’ pasa lo contrario. Perdemos los rostros de las esculturas, se disuelve la personalidad y el mensaje se vuelve ambiguo; pero sentimos la carga de sus ideas en las burbujas efervescentes que salen de sus cabezas, en las poses estilizadas y en las manos. Sabemos lo que piensan; aunque no sepamos si ese pensamiento es por culpa de nosotros. Un detalle no menor en sus esculturas de Abecor se da en las fichas técnicas. En varias de ellas no se encontraba un título. Esto, evidentemente, dificulta en identificarlas.

Detalle de ‘Seres, Abecor

Abel, así como todo aquel que maneja la ironía como herramienta crítica, es alguien que trasmite las heridas de su corteza por medio de sus seres, de sus figuras y de su mirada lacerante de la realidad que, aun en sus estructuras, se puede sentir y palpitar. En las esculturas de Abecor, en suma, como lo sentenció Oscar García, en la inauguración de la exposición en Sultana, “está la gente. La que se quita la pelusa del ombligo los domingos sin falta en una terraza de Vino Tinto o de Obrajes. No importa. Está la que grita golpe […], cuando todos duermen. La que se emociona en una hora cívica, al ver a la hija tiritando con tipoi; y la que hace fila a las dos de la mañana, porque le duele, a veces, el alma”.  

[ Embocadura ]

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