LA CEGUERA SOBRE SUS ENSAYOS

[CRÍTICA A LA EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA DE HANS HOFFMANN, GANADOR DEL LXX CONCURSO PEDRO DOMINGO MURILLO]

Nietzsche en ‘Así habló Zaratustra’ asevera que Dios ha muerto y que todos fuimos sus asesinos. Este aforismo lapidario y crudo, del filósofo alemán, la podemos aplicar sin sonrojarnos actualmente al Salón Pedro Domingo Murillo, y sentenciar que el concurso más importante del país ha muerto y todos fuimos sus verdugos. Me explico.

En la premiación de este año (2023) ganó Reynaldo González, y todos conocemos la calidad de su obra y los pormenores del concurso. En la anterior versión, la 70°, ganó Hans Adolph Hoffmann Barrientos con su obra titulada ‘Arado’; la cual, tenía una serie de errores, calamidades en la pulcritud y presentación. Todas ellas señaladas en nuestra crítica del año pasado. Lo interesante para esta exposición retrospectiva es que Hoffmann cambió el paspartú y el vidrio —colocando uno difuso— para su grabado que le valió el premio. No obstante, el tratamiento del enmarcado seguía teniendo serios problemas.

Arando, 2023 (con nuevo paspartú, vidrio difuso y con nomenclaturas gráficas)
Arando, 2022 (es así como se presentó la obra al concurso del año pasado; en venesta, con vidrio sucio y sin nomenclatura gráfica)

Observando su exposición retrospectiva del pasado mes, podemos confirmar todos los juicios de valor sobre su trabajo. Es decir, Hoffmann representa a la lista de artistas avalados positivamente por los historiadores de arte con una tendencia ideológica marcada; Los premios merecidos en su recorrido artístico, en consecuencia, son porque retratan las añoranzas de los sueños de personas que aplaudían la guerrilla armada del Che Guevara mientras desviaban la vista sobre los miles de muertos a cargo del régimen de Mao en China y, en su época universitaria, lloraban al leer los libros escritos de Lenin o Trotsky.

Estas personas que aprecian las obras de Hoffmann son las que, estando en un cargo público y con los micrófonos a su disposición, alardean vociferando la “recuperaron” de la democracia en la época de la dictadura. Sin embargo, no reconocen que la regalaron en bandeja de oro al Movimiento Al Socialismo por unos escaños en el poder. Por ello, no fue una casualidad que el exalcalde de La Paz, Juan del Granado, estuviera en el día de la inauguración.

Hoffmann, en efecto, es la cumbre de un sistema artístico que va en decadencia absoluta, porque prevaleció más el discurso ideológico en sus temáticas que la calidad de sus obras. Este grupo de artistas, carecen de un buen manejo de materiales, usan técnicas alternativas con resultados cuestionables y la pulcritud no es su mejor arma. Para ejemplo, un botón. En su plastografía mixta, ‘Tarata’, del 2022, se encuentra una mosca aplastada.

Acercamiento de la mosca que se encuentra en el cuadro ‘Tarata’

Tomemos otra pintura para respaldar las aseveraciones párrafos arriba. En 2011, Hoffmann realizó con una paleta de tonos verdosos, grises y pinceladas anaranjadas sobre fondo negro, con el método de anamorfismo o pareidolia, el rostro del escritor portugués, ganador del Premio Nobel de Literatura de 1998, José Saramago. Recordemos que tres años antes del Premio otorgado por la Academia Sueca, Saramago publicaba ‘Ensayo sobre la ceguera’. El argumento central de esta novela es que, en una pequeña ciudad, sin ningún tipo de aviso o registro de enfermedad alguna, empieza una ceguera colectiva que en poco tiempo se convierte en pandemia mundial. Provocando en esa situación un pánico generalizado, una destrucción del orden establecido y el florecimiento de los instintos más bajos del ser humano.

El retrato que hace el escritor del ‘Evangelio según Jesucristo’, es lo que se denomina como ceguera blanca. Es decir: una persona puede ver su realidad, su contexto, su mundo, pero decide cegarse conscientemente por la ideología que comulga, por la creencia que profesa o por no utilizar el pensamiento crítico y someterlo a los cánones del grupo, del sindicato o del partido. En una sola palabra: uno puede ver, pero no observar.

El premio de 34.500 bs. (5000 dólares americanos) otorgado a Hoffmann por el jurado (Cecilia Lampo, Max Aruquipa Chambi, Douglas Mauricio Rivera Córdova, Jesús Adamo Mollericon Gutierrez, Jhonny Quevedo Limón y la veedora Julieta Ivon Ortuño de Valdez), el año pasado (2022), se enmarca en esa ceguera colectiva que describe Saramago. Según el acta del concurso se otorgó el premio unánimemente porque:

Con una ponderación de 93.4/100, el jurado calificador ha evaluado el trabajo riguroso, directo y manual que ha empleado el artista, obtenido como resultado un trabajo pulcro además de transmitir un mensaje a través del grabado directo (mesotinta), siendo importante a su vez la presentación de la obra en su conjunto proporcionándole una alta jerarquía al mismo.

Catálogo del LXX Concurso Municipal Pedro Domingo Murillo, p. 8

No obstante, el trabajo pulcro, la transmisión del mensaje y la presentación de las obras no proporcionan una alta jerarquía al concurso cada vez menos relevante del país. Así, por ejemplo, lo demuestra la exposición retrospectiva de Hoffmann. Para seguir citando otros trabajos que hacen una loa a la decadencia de un artista que usurpa tan noble título están: ‘Bajo el puente’, donde el tesado de la tela y el tratamiento de los materiales están pésimamente ejecutados; en ‘Luz sobre la pared’ se observa como la pintura del soporte se va desprendiendo. En ‘Illimani’ la falta de aplicación de la pintura y el mal tratamiento de los materiales; en ‘Amigos’, ‘Alicia’, ‘Ocaso’, entre otras acuarelas, se resuelve rápidamente que Hoffmann no tiene conocimientos en acuarela. En ‘Espera’ y ‘Cañeros I y II’ vemos su improvisación para resolver problemas que demandan sus cuadros. Si bien el cuadro de la mosca se lleva la flor del concurso de la peor obra en la retrospectiva, las otras piezas que le pisan los talones son ‘Emergencia’, ‘Mujer en la ventana’, pero, sobre todo, ‘Sacrificio’. En esta última, Hoffmann utiliza cinta gaffer como parte para delimitar sus ensayos.  

Luz sobre la pared, relieve, 2020
Detalles de Luz sobre la pared
Illimani, relieve, 2019
Amigos, acuarela, 2018
Ocaso, acuarela, 2023
Alicia, acuarela, 2003
Espera, esgrafiado, 2018
Cañeros I, pastográfia, 2009
Cañeros II, óleo, 2011
Emergencia, plastografía, 2009
Mujer sobre la ventana, concretografía, 2011
Detalle de Mujer sobre la ventana
Sacrificio, plastografía, 2017

Para finalizar, no solo está la ceguera de los diversos ensayos de Hoffmann, sino la falta de amigos sinceros a su alrededor. Se puede comprobar, con este recorrido de su trabajo, que ninguno le pudo decir al gran maestro autodidacta de Copinota que empleará materiales de primera calidad para que sus obras soporte el paso del tiempo, que la presentación y la pulcritud es parte de la valoración y apreciación estética de una obra de arte y, sobre todo, que las ideologías son la peor ceguera para un artista, así como la complacencia por parte de los historiadores y críticos de arte.

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