¡Dalí no ha llegado!

La llegada de grandes artistas de la historia universal a nuestro territorio debería ser un regocijo para todos. El ver sus trazos, sus colores, su universo imaginario, sus pulsiones y obsesiones es una ganancia, en todos los sentidos de la palabra. En el siglo XX, por ejemplo, tenemos la visita del artista nipón, Tsuguharu Foujita, quien con sus grabados conquistó la ciudad de las luces. A su llegada a Bolivia, en 1932, después de un recorrido por varios países latinoamericanos, expone sus obras en la galería del Circulo Militar en La Paz, a falta de museos en la ciudad.

A 90 años de la llegada de Foujita a Bolivia, ahora, por fortuna, contamos con instituciones y museos, profesionales dedicados al mundo de la historia del arte y diversas plataformas de comunicación para promocionar un evento. Sin duda, la recepción y la difusión del artista nipón son muy diferentes a la llegada del artista catalán, Salvador Dalí, cuyas obras se encontraban en las salas del Museo Nacional de Arte en La Paz, y ahora se trasladan a Santa Cruz, en medio de conflictos sociales.

Dalí no necesita una presentación. Es uno de los artistas más conocidos del mundo. Su trayectoria, sus obras y sus provocaciones, así como las mil y un cosas que se han hilado sobre él son archiconocidas. De la misma manera, hay una información bastante sustentada sobre diversos mitos que se fueron construyendo en torno a la imagen del artista del bigote rococó, y el Museo Nacional de Arte cayó en muchos de ellos. Podríamos decir que su descuido se debe a la gran cantidad de información; pero, por un lado, sentenciar tal afirmación sería simplificar mucho las cosas, y, por el otro, sería ayudarles a ocultar el transfondo político-ideológico que tiene el MNA.

1. ¿Acuarelas, Xilografías o Reproducciones?

Hoy, caer en la desinformación puede ser muy fácil. Más aún si no se cuenta con un cuidado minucioso sobre el tema. Que una persona caiga en este descuido podría ser perdonable; pero, que lo haga una institución que tiene como fin orientar e informar al publico que lo visita es inaceptable.

El MNA al ser una institución y al tener la relación directa con FUNIBER (ente que custodia las obras de Dalí sobre la Divina Comedia) debería tener un mayor criterio en los datos presentados y mayores estándares de calidad en la difusión comunicación. Eso es lo que todos esperaríamos; sin embargo, no es así. En las invitaciones y anuncios del MNA se tiene una confusión al presentar las obras como Acuarelas o Xilografías. En la reciente invitación dirigida a niños para apreciar la exposición, se puede notar que dicen acuarelas. Cosa contraria pasa en los anuncios de la página oficial de Facebook del Museo Nacional de Arte y en las fichas técnicas de la exposición, porque las obras, en estas últimas, fueron catalogadas como xilografías (ver foto 2).

Afiche, texto promocional y ficha técnica del MNA, 2022

Sin ser suficiente esta descoordinación, las obras de Dalí que estan en las salas son reproducciones. Esto lo podemos apreciar en una entrevista realizada en 2017 a Federico Fernandez Diez, comisario de la exhibición de la Universidad Politécnica de Catalunya en la Universidad Europea del Atlántico, donde textualmente dice: “La edición popular [de las obras de Dalí] es esta. Pero esta es mucho mejor todavía, porque esta firmada por Dalí en todas las laminas a Lápiz.”[1]

En el video realizado por la Universidad Europea del Atlántico apreciamos las dos firmas de Dalí en cada una de sus obras. La primera es de firma de plancha y la segunda es a lápiz hecha por él (ver foto 3, 4 y 5, para la comparación). Las obras expuestas en nuestro país, por el contrario, no lleva las dos firmas. Salvo una que lleva solo la firma de Dalí (Infierno: Canto 1, El comienzo del largo viaje) y dos que llevan firmas de plancha (Purgatorio: Canto 21, El diablo negro e Infierno: Canto 9, La visión). Estas observaciones pueden ser insignificantes y triviales para un observador poco atento o para alguien que no ve la importancia. Mas no debería ser para nosotros, pues: ¿qué obras estamos observando?

El Ángel caido con las dos firmas de Dalí, el mismo ángel expuesto en el MNA sin las firmas y una captura de pantalla del vídeo de la Universidad Europea del Atlántico con los mínutos precisos donde se muestras las dos firmas

Para Josep Playá Maset, un especialista en la historia de Dalí, en su artículo publicado en el periódico la Vanguardia de Barcelona, dice sobre las obras:

“Raymond Jacquet, con la ayuda de Jean Taricco, se encargó de los grabados en su taller de París, con intervención directa de Dalí. El minucioso trabajo de fotograbado* sobre madera de resina para el que se llegaron a utilizar hasta 30 planchas por acuarela concluyó en noviembre de 1963 y dado el elevado coste de la edición se optó por una tirada larga. Se hizo una edición de la obra en 6 volúmenes y 4.765 ejemplares en papel Rives que reproducían cien acuarelas (34 para el Infierno, 33 para el Purgatorio y 33 para el Paraíso), la mayoría a 1.800 francos, aunque el resto se vendía a precios más altos, hasta los 10.800. Y además había otros 33 ejemplares que quedaban para Forêt. De estos últimos, los numerados del I al XXI se vendían acompañados de algunas de las acuarelas originales. Así la edición con el número I incluya 9 acuarelas y se vendía por 210.000 francos”.[2]

*El énfasis es nuestro

A todo esto, podemos concluir que las obras expuestas en nuestro territorio son reproducciones sin las dos firmas del artista. Lo cual, sin duda alguna, llena de absoluta susceptibilidad y credibilidad sobre la muestra. La mejor forma de resolver este dilema sería haciendo una conferencia con el mismo Comisario de la exhibición o un pronunciamiento por parte del MNA. Por lo pronto se puede decir que las obras son reproducciones de las obras originales que se hicieron en acuarelas y que, posteriormente, fueron llevabas por medio de técnicas varias en xilografía (como el fotograbado) para su comercialización.

Es comprensible que desde el marketing comunicación y el impacto informativo sea diferente decir: “Ha llegado Dalí” a comunicar: “Llegaron las reproducciones de la Divina Comedia realizadas por Salvador Dalí”. El peso informativo, convengamos, es abismal y no tendría la repercusión necesaria. Esto funciona bien, claro esta, desde el marketing comunicacional pero no desde la historia del arte.

2. Una etiqueta nada gratuita

Otro punto que llama la atención son las biografías. La primera es del artista surrealista y la segunda del poeta. Lo llamativo –además de los errores ortográficos evidentes– es que en su descripción hay un concepto nada gratuito; además, si lo vemos con ojos en retrospectiva de nuestra historia reciente y la política comunicación del Gobierno actual es preocupante. La descripción versa así: “Luego de ser expulsado de esta academia en 1926, [Dalí] se mudó a París, donde conoció a importantes artistas, como Joan Miró, Pablo Picasso y al grupo de surrealistas liderado por André Breton; más adelante este lo expulsa del grupo, acusándolo de ser fascista.” (ver foto 6).

MNA, biografías de Salvador Dalí y Dante Alighieri, 2022

Este concepto puede ser intranscendente; no obstante, vivimos en medio de una política gubernamental que apunta a todo aquel que es su enemigo con este calificativo. Que el Museo Nacional de Arte suscriba esto se puede entender de dos maneras. La primera se debe a que la anterior administración hizo el contacto para traer las obras de Dalí. Por tanto, la actual administración quiere decirnos perversamente lo siguiente: nosotros seríamos incapaces de traer a este artista. Solo un gobierno fascista –como el anterior– pudo haberlo traído. La segunda interpretación es que el actual gobierno –y por ende la actual administración del MNA– actuaron como Breton frente a Dalí, es decir: expulsaron al mal y son unos salvadores.

En efecto, este concepto no juega de manera casual en la breve y mal escrita biografía. Asimismo, se dobla la historia de manera antojadiza, pues, el artista de los relojes blandos fue «expulsado» por otros motivos. En 1925, el grupo surrealista, liderizado por André Breton, se politiza. Al punto que Breton se adhiere al Partido Comunista Francés, y en 1930 crea la revista ‘Le Surréalisme au service de la Révolution’ (El Surrealismo al servicio de la Revolución), que llegó a publicar seis números. Esta adhesión de Breton y consecuente politización del surrealismo provoca que muchos de sus integrantes abandonen el proyecto, porque ven un sinsentido que un movimiento que difunde la irracionalidad y el inconsciente este al servicio de un partido político donde estos dos conceptos no son bien recibidos.

Jean-Louis Gaillemin en su libro ‘Dalí el gran paranoico’ señala que Breton se enoja con Dalí por haber retratado a un Lenin semidesnudo con una gigantesca nalga anamórfica (ver foto 7: El enigma de Guillermo Tell); lo cual es una provocación directa al partido. Esto hace que el 5 de febrero de 1934, Dalí sea convocado para que se defienda de la expulsión. En casa del líder surrealista, Dalí convierte el juicio en un happening y sentencia para su defensa, en medio de interrupciones del líder del surrealismo que le pregunta sobre su insistencia en pintar a Lenin y a Hitler, lo siguiente: “Así, André Breton, concluyó que, si esta noche sueño que hago el amor con usted, mañana por la mañana pintaré nuestras mejores posturas amorosas con todo lujo de detalle.” Breton, paralizado, solo alcanza a mascullar furioso, esto: “no se lo aconsejo, amigo mío”. Este juicio llevado contra Dalí, podemos encontrarlo retratado con más detalles en las cartas de André Breton que el Centro de Estudios Dalinianos, de la Fundación Gala-Dalí, compró hace tiempo atrás. En ese intercambio de cartas entre Breton y Dalí, podemos encontar las opiniones de los otros miembros del grupo, dando su voto de confianza a Dalí y rechazando la expulsión. Asimismo, se relata el manuscrito escrito por Breton y firmado por Dalí de los compromisos de este último para con la revolución comunista [3].

El enigma de Guillermo Tell (con el sello de la Fundación Gala-Dalí), 1933

Es necesario aclarar este tema tedioso, porque devela las intenciones que tiene la actual administración del MNA sobre la forma de tratar la información que entregará al publico que los visita, o simplemente hay un profundo desconocimiento sobre las obras que llegan y tienen en sus instalaciones. Me parece, por otro lado, que frente a toda la información que hay sobre Dalí, este era el menos importante. El Museo, por lo mismo, se podría concentrar en la relación de Dalí con Dante o describir las teorías que acuñó Dalí, como ser el método paranoico-crítico o el misticismo atómico o su escrito poco difundido que se titula: La declaración de la independencia de la imaginación y el derecho del hombre a su propia locura. O, por último, su relación con Bolivia al escribir una reflexión sobre el ataque a la Gioconda, en 1956, por un boliviano, entre muchos otros temas.

Sin duda, podríamos analizar varios puntos donde el MNA no estuvo a la altura de tan importante acontecimiento; aunque las obras sean unas reproducciones sin firmas. Entre ellos puede estar, el cambio de fecha de la inauguración que debería llevarse el 20 de octubre y se realizó el 19 con invitación privada a un grupo selecto de personas. Reproduciendo, en consecuencia, el elitismo que tanto dice erradicar el Museo.

Por el momento, disfrutemos de las reproducciones de las acuarelas de la Divina Comedia realizadas por Salvador Dalí que se encuentran en nuestro país. Y esperemos que, para las próximas exposiciones, el Museo Nacional de Arte este a la altura de los eventos que realiza y empiece por una buena vez a dedicarse al arte y no así a la propaganda política, ni al espectáculo.

[1] Federico Fernández, La Divina Comedia de Dalí, 2017

[2] Josep Playá Maset, El número de grabados de Dalí sobre ‘La Divina Comedia’ supera el millón, 2021

[3] Montse Aguer, La incondicionalidad surrealista de Salvador Dalí a debate, 2004

[ Embocadura ]

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