LOS IDIOTAS DEL PUEBLO: COPA, FERNÁNDEZ Y PAZ
Al escribir el título de esta entrada, me sugirieron que buscara un sinónimo para idiota. Alegaban que era muy ofensivo. Sin embargo, al señalar de tal forma a los tres candidatos presidenciales —Eva Copa, Jhonny Fernández y Rodrigo Paz— no es un insulto, sino una descripción objetivo. Los tres fueron alcaldes, y sus respectivas gestiones son la clave para comprender cómo actúan a nivel político y administrativo.
1. Jhonny Fernández: el populista populachero
Jhonny Fernández, como alcalde de Santa Cruz de la Sierra, fue probablemente la peor elección que hicieron los cruceños en las elecciones subnacionales; al igual que los paceños con Iván Arias. Aunque las opciones eran escasas, la decisión fue un disparo en el pie. Significó un retroceso frente a los pocos avances logrados.
Su incapacidad para resolver conflictos, la falta de una estrategia de desarrollo regional, sus declaraciones ridículas en medios de comunicación y su permanente coqueteo con el masismo —tanto el arcista como el evista— lo exponen como un oportunista de primera.
Basta un botón de muestra: hasta la fecha, la Alcaldía de Santa Cruz no ha resuelto la distribución del desayuno escolar ni los desembolsos de salarios para el personal que trabajó en esa área. Son más de 360.000 estudiantes que siguen sin desayuno escolar. En 2023, la diputada Luisa Nayar presentó una denuncia en su contra por incumplimiento de deberes y atentado contra la salud pública, debido al cierre de siete centros de salud.


Fernández es un alcalde anodino, pueril y fútil. Lo único que brilló en su gestión fueron los outfits que lucía y sus paseos en yates por Miami. Sobre su vicepresidente, Felipe Quispe, poco se sabe. Entonces, ¿qué podemos esperar de un alcalde que destruye una de las ciudades más importantes del país? ¿Cuál sería su proyecto de gobierno si no puede siquiera gestionar su municipio? ¿Qué tipo de liderazgo puede ejercer alguien que se comporta como un rockstar en la política boliviana?
Fernández encarna el populismo populachero cruceño, sostenido por un apellido —el de Max Fernández, su padre— y no por méritos propios.
2. Rodrigo Paz: el político heredado
Rodrigo Paz fue alcalde de Tarija entre 2015 y 2020, y actualmente es senador por Comunidad Ciudadana. A diferencia de Fernández, en su momento pareció un político serio, comprometido con la democracia. Hoy, no es más que otro oportunista que actúa como si la presidencia fuera una herencia familiar. Su capital político inicial proviene exclusivamente de ser hijo del expresidente Jaime Paz Zamora.
Su paso por la Alcaldía de Tarija no dejó huella. No se recuerda ninguna propuesta destacada ni políticas innovadoras. A la fecha, tiene una imputación formal por el puente 4 de julio, un proyecto millonario marcado por irregularidades.

En el Senado ha pasado sin pena ni gloria. No dejó discursos memorables ni gestiones significativas. Fue un fantasma cómodo y relajado, beneficiado por el sueldo público. Su propuesta presidencial estrella es “resolver la crisis económica en 24 horas. Una promesa tan irreal como resolver en 100 días.
La elección de su primer vicepresidente, Sebastián Careaga, terminó en renuncia para unirse a Unidad Nacional. Lo reemplazó de forma improvisada con Edman Lara, cuya campaña se basa en ser “la cara honesta de la política”. Ambos están completamente desubicados en el escenario político nacional.
3. Eva copa: la cara femenina del masismo arcista y evista
El cherry de los idiotas del pueblo es Eva Copa, actual alcaldesa de El Alto. Consolidó su partido político, Morena, ofreciendo cursos de capacitación a jóvenes, con el único fin de llenar planillas de asistencia. Esta práctica —basada en la cooptación juvenil— revela una lógica política sustentada en el engaño y la corrupción. Copa prometió descongestionar La Ceja, construir ciclovías, transformar El Alto en una ciudad verde y amigable, crear una red de miradores, entre otras propuestas vacías e incumplidas.
Recordemos que ingresó al MAS para llenar listas. Su carrera no es fruto de la meritocracia, sino de una ingeniería de partidos. Como burgomaestre, es la versión femenina del masismo populista, esa corriente que cree que trabajar más (aunque sin resultados) equivale a tener una buena gestión. Su llegada al poder no se debe al MAS, sino al apoyo mediático de María Galindo, quien incluso consiguió que Mujeres Creando tuviera una Secretaría de Género dentro de su gabinete municipal.

Su campaña presidencial está liderada por dos figuras clave del gobierno de Luis Arce: Jorge Richter como vicepresidente e Iván Lima como jefe de campaña. En otras palabras, su proyecto no es alternativo al masismo. Al contrario, es un masismo ligth con cara femenina que apela al voto identitario y de género. Es una variante decorada del mismo aparato político que nos llevó a la crisis actual.
Conclusión: una trilogía para el retroceso
Fernández, Paz y Copa se creen irremplazables. Confunden el apoyo de su círculo más cercano con el respaldo del pueblo boliviano. No tienen trayectoria administrativa sólida, ni capacidad técnica, ni propuestas estructurales.
Sus gestiones como alcaldes revelan su ineficiencia. No resolvieron conflictos, no promovieron políticas sostenibles y no construyeron instituciones. Tenerlos hoy como candidatos presidenciales es una falta de respeto ante la crisis que atraviesa el país.
Es, sin exagerar, un insulto a la inteligencia ciudadana.